sábado, 30 de marzo de 2013

LA IGLESIA VIEJA


En el pueblo de San Dionisio, que se encuentra hacia el Sur de la ciudad de Usulután, El Salvador, hay un lugar llamado “La Iglesia Vieja”. Cuando los españoles llegaron a nuestras tierras, ése lugar se conocía con el nombre de "Ucelucla" que en lengua indígena significa “Lugar de Tigres”. Cuentan que los españoles fundaron allí un pueblo y construyeron una iglesia.

Un día en que se estaba celebrando misa, la iglesia de hundió totalmente. Algunas personas opinan que la causa del desastre fue que la iglesia estaba muy cerca del mar y allí la tierra es muy floja y como la iglesia pesaba mucho, el terreno se fue hundiendo.

Lo cierto es que la gente se llenó de miedo, como además los piratas atacaban mucho los pueblos de la costa y arrasaban con todo, decidieron abandonar sus hogares y se internaron más al norte. Allí fundaron una nueva ciudad a orillas del Río Chiquito, a la que le dieron el nombre "Usulután".

Cuentan que todos los años, para el Miércoles Santo y el Sábado Santo, a la hora en que se celebra la misa, se oye un repiqueteo de campanas que se va alejando del pueblo y se acerca al propio lugar en donde se hundió la iglesia de los primeros usuluclanes.

Todas estas leyendas o cuentos fabulosos no se deben de perder, ya que forma parte de la cultura de nuestro país. Son historias de personajes o animales que no dejan de creerse y que están basadas en creencias populares.

Transmitamos estas historias a todas las generaciones de salvadoreños, ya que muchos de ellos no conocen nuestras costumbres y tradiciones, y no aportan valores a nuestra cultura.

CANTAROS DE ORO O DE PLATA


Contaban nuestros abuelos que eran cantaros llenos de monedas de plata o de oro enterrados; que con el pasar de los años quedaban al descubierto; pero aquel que se encontraba una botija se aferraba a ella a tal grado que solo vivía para cuidarla, nunca llegaba a gastarse ni una sola de sus monedas y moría en la miseria. Más de alguno de nuestros abuelos las han visto cuando eran jóvenes pero han preferido seguir su pobreza; a que el mal les gane el alma.

Existen quienes cuentan que estas botijas es dinero pactado; que alguna persona a hecho con Satanás y al no poder cumplir su trato; el se llevaba el cuerpo y el alma de la persona, luego volvía a enterrar este caudal de dinero en una botija para atrapar a otro ambicioso que se atreva a desenterrarla y así poder ganar también su alma.

MICO BRUJO


en todo El Salvador se conoce la leyenda del “Mico Brujo”. En algunas partes también lo relacionan con otras especies como La Mona o El Chancho.

Decían nuestros antepasados que habían unas mujeres que a las once de la noche se daban tres volantines para atrás y luego tres para adelante (saltaban hacia delante o hacia atrás); que estas mujeres tenían un guacal donde dejaban su alma y ya sin esta tomaban figura de monos, o chanchos y se dedicaban a hacer diabluras.

Y así estas brujas, acompañadas de la oscuridad de la noche, se trepaban a los árboles y tiraban frutas a la gente. Se subían a los techos de las casas, saltando de un lugar a otro y arrojando pedradas contra las personas que pasaban en la calle vecinas.

Muchas personas han tratado de agarrarlas y matar a la mona o chancha, pero de nada les sirve, pues cuando ya están cerca y creen tenerla acorralada se les esfuma como por encanto.
También contaban nuestros antepasados que esas mujeres podían convertirse en chanchas grandes, negras y llenas de lodo. Apenas veían a la persona señalada, aligeraban su trote y comenzaban a gruñir, embestían furiosamente a la persona y le daban trompadas y mordiscos en las piernas hasta derribarla y hacerle perder el conocimiento, al día siguiente, la víctima amanecía molida y mordida, y con los bolsillos vacíos.

LA LLORONA


Esta es una de las leyendas más populares de El Salvador. Los lamentos de una mujer que clama por sus hijos perdidos son escuchados con temor en noches de luna llena.

Testigos afirman que la mujer va flotando en el aire vestida de blanco y cuando se detiene a llorar en la puerta o ventana de alguna casa, es presagio que los moradores de la misma pasarán por muchas penas, problemas y tribulaciones.

LA FLOR DEL AMATE


El Ámate es un árbol muy conocido en El Salvador, este árbol es muy diferente a los demás en su estructura física. Su tronco es muy grueso y mal formado, pues tiene unas protuberancias (Si así se le pueden llamar), que hacen que el tronco parezca un rollo de cables mal hecho, sus ramas también un poco mal formadas, si uno se fija bien en ellas tienen un aspecto de garras. En fin un árbol fuera de lo común, además de no dar ni flores ni frutos.

Pero la leyenda dice que este árbol tiene un negro secreto oculto entre sus deformadas ramas, y es que a las 12:00 de la noche en punto, en la copa de éste, nace una hermosa FLOR BLANCA, la cual cae al suelo y el hombre que logre agarrar esta flor, tendrá todo lo que quiera, AMOR, DINERO Y SALUD, pero no es tan fácil, pues la verdadera prueba es luchar contra EL DIABLO, que es el dueño de esa flor.

Se dice que tiene que ser una lucha a muerte; si el Demonio gana, se lleva el alma de aquel hombre, pero si el hombre gana tendrá todo lo que él quiera.

Se cuenta que las únicas personas que ven a este árbol florecer en cualquier época del año son los MUDOS, ya que se sabe que nunca dirán nada de esta flor encantada.

JUSTO JUEZ DE LA NOCHE


Personaje de leyenda de El Salvador. Según la tradición oral es un fantasma que se aparece a quienes deambulan por los caminos rurales a altas horas de la noche, otros lo describen montado sobre un caballo negro. Según las narraciones esta aparición es un sujeto alto que no posee cabeza, en su lugar, aparece una columna de humo.

Quienes se han visto sorprendidos por el Justo Juez afirman haber sido advertidos de regresar a sus casas, puesto que la noche le pertenece a él. Y en más de una ocasión el incauto es azotado a manera de reprimenda.

El Justo Juez pertenece al folklore de El Salvador. El poeta Roque Dalton le dedicó esta prosa: "Seco como un árbol aniquilado por el bejuco matapalo, su rostro brilla levemente con la ceniza pálida de los siglos y sus ojos rojos tienen un fondo donde nos espera la locura o la muerte. Nadie más justo que el, sin embargo. De ahí su nombre. Solamente los fatuos, los necios y los obstinados deben temer su daño sin motivos especialmente graves.

La Dirección General de Correos de ese país emitió un sello postal con este personaje en el 2004 dentro de la serie "Leyendas de El Salvador".

EL TABUDO


Esta leyenda es muy popular entre los pescadores, moradores y visitantes de los lagos y lagunas de El Salvador. Parece ser que el dueño de una hermosa mansión localizada en el lago de Coatepeque salió a dar un paseo en una canoa artesanal; al estar cerca de la isla fue arrastrado por una corriente subterránea y llevado hasta los dominios de la diosa de agua dulce.

Nunca se le volvió a ver con vida. A los pocos meses se apareció a las personas que cuidaban su propiedad y se las heredó. Ellos quedaron perplejos al verlo pues sus rodillas se habían ensanchado tanto que parecían un par de balones de fútbol, al igual que sus labios y se asemejaba a una criatura marina más que un ser humano.

Las tabas son las rodillas y de ahí proviene el nombre. El Tabudo es como una especie de magnate submarino y cuando le agrada una persona, se les aparece aparentando ser un humilde pescador y se los lleva hasta lo más profundo del lago; a los hombres los convierte en enormes peces de colores y a las mujeres en sirenas de agua dulce.

LA CARRETA CHILLONA

Es una historia que supuestamente sucedió en un pueblecito situado en las faldas noroeste del Cerro Santa Catalina, San Esteban, del Departamento de San Vicente. Los lugareños creían en toda la gama fantasmagórica de la rica mitología salvadoreña, tal como la Siguanaba, el Cipitillo, el Duende, entre otros.

Esta Carreta Bruja le apareció a una mujer chismosa llamada Cirinla. Era una carreta del tamaño normal sin bueyes, pero en las puntas de los palos que componían el estacado llevaba una calavera humana con grotesca mueca de sonrisa. La carga de la carretera consistía en un promontorio de cadáveres decapitados que se retorcían como tentáculos de mil pulpos. Los arrieros, en vez de cabeza tenían un pequeño manojo de zacate. En la mano izquierda aseguraban una puya y en la mano derecha el mango de enorme látigo negro. Danzaban y haciendo estallar latigazos sobre los cuerpos gritaban y mencionaban los nombres de todas las personas en el pueblo que eran conocidas como mentirosas, falsas e hipócritas. Y mientras decía los nombres, los chicotazos sonaban como estampidos de balazos en los lomos desnudos de los cuerpos torturados.

Era tal la curiosidad de Cirinla que cuando escuchó el ruido de la Carreta Bruja salió de su casa a verla y su espanto fue tan grande que al día siguiente amaneció muerta encima de un charco de su propia sangre de curiosa, chismosa, revoltosa, criticona y juzgona. Y desde entonces la Carreta Bruja ya no se escuchaba rodar sobre el suelo empedrado de las calles del apacible pueblecito.

EL PADRE SIN CABEZA


Todos los viernes al filo de la media noche, del portón mayor de la iglesia del rosario sale El Padre Sin Cabeza. Al salir del atrio agarra sobre la Sexta Avenida, hacia el norte; pasa frente al popular (hoy cine libertad), dobla la esquina del gimnasio (6ª. Calle Oriente y 6ª. Avenida Norte) Y baja. Poco después de media cuadra, desaparece y vuelve a aparecer, entrando al atrio de la iglesia La Merced; se le ve atravesar el atrio y entrar en la iglesia con la puerta cerrada...En ocasiones se le mira paseándose por todo el atrio y subiendo al campanario. Otras veces lo ven pasando por el puente La Vega; subiendo la cuesta; paseándose en el atrio y entrando en la iglesia La Vega (también con las puertas cerradas).

Existen una infinidad de versiones: según la creencia popular, El Padre Sin Cabeza es el alma en pena de un sacerdote que falleció en pecado mortal, sin confesión, y que había perdido la cabeza por una pasión amorosa.

Otra versión es que este es el alma de un Padre que lucho junto en una revuelta con unos campesinos, que fue asesinado (decapitado). El Padre Sin Cabeza es conocido no solo a nivel Salvadoreño sino que a nivel Centro Americano

EL DUENDE

El Duende es un espíritu enamorado que siempre busca a las mujeres jóvenes y bonitas, a las cuales no deja en paz hasta que hacen algo desagradable para él. Esto puede ser no bañarse o hacer cosas antihigiénicas. Este espíritu no deja tranquila a la muchacha bonita que escoge por medio de ruidos por las noches, brisas y aromas, hasta causar que se quede solterona. Pero en cuanto la joven realiza actividades antihigiénicas el Duende se retira no sin antes causar un ruido estruendoso y soltar una carcajada.

LA DESCARNADA


En El Salvador abundan las personas que afirman haber tenido una experiencia macabra con una hermosa mujer que se aparecía en alguna carretera desolada pidiendo que la llevaran. La mujer salía a orillas de la calle con una vestimenta provocativa y con una actitud sensual, audazmente llamaba la atención de los incautos que eran atraídos por su belleza y coquetería.

Cuando los conductores le preguntaban hacía donde se dirigía, ella les contestaba que a unos pocos kilómetros del lugar, entonces se subía al auto y comenzaba a seducirlos. Cuando los hombres empezaban a tocarla y besarla sucedía algo espantoso, la piel de la mujer se desprendía de su cuerpo hasta quedar totalmente convertida en pocos segundos en un esqueleto humano. Minutos después sus víctimas eran encontradas en estado de total confusión y únicamente recordaban los instantes en que aquella escena tenebrosa había ocurrido.

Algunos pobladores dicen que "La Descarnada" es en realidad el espíritu de una bruja maligna. Son muchos los testigos que afirman haber tenido una experiencia tétrica con esta hermosa mujer que se aparecía pidiendo aventón en la carretera que conduce de Santa Ana a Chalchuapa.

LA PUERTA DEL DIABLO


Entre las múltiples propiedades atribuidas al demonio en la tierra se destaca una majestuosa formación pétrea enclavada en el cerro El Chulo, a un kilómetro del sureño parque Balboa, en El Salvador.

Suerte de portón gigantesco abierto al paisaje del fondo es La Puerta del Diablo, a través de la cual pueden divisarse el litoral del océano Pacífico, la villa de Panchimalco, el lago de Ilopango, el cerro de las Pavas y el volcán de San Vicente. Se levanta a 1,131 msnm y abarca unas cuatro manzanas de terreno.

Origen

La formación pétrea erigida en el área, quizás luego del copioso temporal de 1762, es ahora la atracción principal del lugar, donde se practica la escalada y se ofertan platos tradicionales salvadoreños como las pupusas.

Leyenda

La historia popular cuenta que en tiempos de la colonia, la primogénita de los propietarios de los terrenos conocidos también como Los Planes de Renderos, al centro de la capital de San Salvador, era cortejada por el mismísimo espíritu del mal. Enterados de esos amoríos, el padre y sus familiares decidieron una noche cazarle la pelea al príncipe de los ángeles rebelados contra Dios y arrojados por él al abismo, según la tradición judeocristiana. En la huida, y casi al ser atrapado por sus perseguidores, el indeseable pretendiente rompió un peñasco al que luego se le empezó a llamar La Puerta del Diablo por la curiosa forma de arco que aparentan las dos elevadas rocas que la conforman.

La mitología alrededor de esa nomenclatura recoge otra historia sobre el supuesto Renderos y su generación: se asegura que el sujeto llegó al lugar mucho antes de esos sucesos, acompañado de su hija veinteañera y de varias semillas de naranjo para sembrar. Pero la moza se enamoró de un indio y hasta pretendió casarse con él, a pesar de las objeciones de los indígenas que poblaban la zona, quienes aludían al asecho del demonio, alentado por la belleza de la joven. La pareja desatendió los consejos de los ancianos y una noche, de manera inesperada, llegó el príncipe de los infiernos y la raptó por la fuerza. A pesar de la lucha librada por el novio para evitar el secuestro de su prometida, se impuso la fuerza del Diablo, quien logró darle muerte.

Enterado de lo que acontecía, Renderos se encaminó al sitio en mitad de la madrugada y sólo encontró al Diablo convertido en toro. Haciendo uso de sus mañas, el demonio arrastró hasta unas rocas gigantes al padre de la joven objeto de sus pasiones y Renderos terminó lanzándolo hacia el abismo. Han transcurrido varios siglos, en los cuales se ha seguido alimentando esta leyenda que atrae a una gran cantidad de turistas, quienes visitan el escenario donde, se dice, se venció al Diablo.

LEYENDA CUYANCÚA


Esta historia se narra principalmente en el municipio de Izalco, en el Departamento de Sonsonate que es donde sale por las noches una especie de animal mitológico de gran tamaño, mitad culebra en los extremos inferiores y mitad cerdo en los extremos superiores.

Al visitar el centro turístico Atecozol en Sonsonate puedes encontrar una imagen en piedra de este fantástico animal.

Según cuentan los lugareños, se escucha por la noche a lo lejos un chillido tenebroso seguido de fuertes turbulencias bajo la tierra, dicho sonido se dice que proviene de éste animal, por lo cual, los lugareños se encierran a tempranas horas en sus hogares, esto se dá principalmente en los alrededores de los ríos y quebradas, dicho animal se arrastra recorriendo la zona en busca de alimento.

La cuyancúa es un animal de leyenda de El Salvador. Tiene presencia en la región de Izalco y en general en la zona occidental del país. Según la tradición oral, es un ser mitad cerdo y mitad serpiente que anuncia la lluvia. Según los testimonios, no solo aparece una cuyancúa sino a veces lo hacen en grupo.

De acuerdo al libro Mitos y Leyendas de los Pipiles de Izalco de L. Shultze Jena, es también un ser mitológico que tiene cierto dominio sobre las aguas de los ríos y la lluvia.

LA HISTORIA DEL CADEJO. (Un espíritu protector)


El Cadejo es un mito que existe en casi todo el país, de él se cuentan muchas historias; según las personas que lo han visto dicen que existen dos tipos: el blanco y el negro.

La historia del cadejo es que es un perro que se aparece a la media noche. Cuentan que si a una persona se le aparece el perro negro, el perro blanco lo defiende, pero si esta persona es mala, la mata. Una particularidad del cadejo negro cuando persigue a su víctima es aruñar el suelo con sus garras. Si el sonido se oye cerca es que el está lejos de ti pero acercándose lentamente y cuando se oye lejos es que ya lo tiene la persona muy cerca, prácticamente encima, y es lo último que se escuchará antes de ser atacado.

El blanco es bueno, va detrás del caminante solitario para protegerlo por las noches de los malos espíritus. Cuenta la leyenda que al Cadejo jamás hay que hacerle daño, porque entonces él se lanza sobre su agresor y lo revuelca en el suelo, lo muerde y lo deja herido mortalmente. El Cadejo blanco es un espíritu que protege al hombre que sale por las noches. Es un guardián que siempre acompaña a la persona hasta dejarla en su casa.

En cambio, el Cadejo negro deambula por las noches, éste carga un collar blanco. Es un espíritu malo que ataca y mata a los caminantes nocturnos, “es el enemigo del trasnochador”. Cuando éste encuentra en su camino a un individuo, se abalanza sobre él, lo derriba, lo golpea, lo deja mal herido y sin sentido, aunque no lo muerde. El sujeto agredido queda tonto, tartamudo, con mucha fiebre y posteriormente muere.

Si el Cadejo blanco encuentra al Cadejo negro en el camino se genera entre ambos una tremenda y sangrienta lucha, hasta que cae vencido el negro. El blanco se asegura de que el sujeto que acompañaba el negro esté a salvo.

El cadejo blanco representa a un espíritu de luz que protege a todos los fieles creyentes y no permite que el cadejo negro se robe el alma de los recién nacidos o de los niños pequeños principalmente los que viven alejados de los pueblos.

Se dice que el cadejo negro es normalmente ahuyentando de las viviendas con el humo del incienso que en El Salvador se conoce como Sahumerio.

LA LEYENDA DE LA SIGUANABA

“La Siguanaba“, llamada también, La Sihuanaba, es un personaje de la mitología salvadoreña.

La Siguanaba (del quiché Siguan barranco, abismo Waná Hermana y B’a Espectro) es un ser mitológico en forma de mujer fantasma de hermoso cuerpo que se les presenta a los hombres que son infieles. Al mirarla de cerca tiene el rostro de una yegua. Según el relato cultural, aparece regularmente en las áreas donde no hay mucha infraestructura, especialmente en los basureros y barrancos, a donde lleva a los hombres enamorados de ella y los hace caer haciendo que pierdan la vida y el alma a favor de ella. Es parte importante del folklore y mitología guatemalteca, pero es principalmente una leyenda perteneciente al folklore salvadoreño

La Historia

Originalmente llamada Sihuehuet (mujer hermosa), tenía un romance con el hijo del dios Tlaloc, del cual resultó embarazada. Ella fue una mala madre, dejaba solo a su hijo para satisfacer a su amante. Cuando Tlaloc descubrió lo que estaba ocurriendo maldijo a Sihuehuet llamándola Sihuanaba (mujer horrible). Ella sería hermosa a primera vista, pero cuando los hombres se le acercaran, daría vuelta y se convertiría en un ser horrible.

El dios la condenó a vagar por el campo, apareciéndose a los hombres que viajan solos por la noche. Dicen que es vista por la noche en los ríos de El Salvador, lavando ropa y siempre busca a su hijo el Cipitío, al cual le fue concedida la juventud eterna por el dios Tlaloc, como sufrimiento para ella.

Según lo que cuenta la leyenda, todos los trasnochadores están propensos a encontrarla. Sin embargo, persigue con más insistencia a los hombres enamorados, a los Don Juanes que hacen alarde de sus conquistas amorosas. A estos, la Siguanaba se les aparece en cualquier tanque de agua en altas horas de la noche, o a orillas de ríos según otras versiones. La ven bañándose con guacal de oro y peinando su hermoso cabello negro con un peine del mismo metal, su bello cuerpo se trasluce a través del camisón.

Algunas tradiciones mencionan que el hombre que la mira se vuelve loco por ella. Entonces, la Siguanaba lo llama, y se lo va llevando hasta un barranco. Enseña la cara cuando ya se lo ha ganado, su rostro se vuelve pálido como de muerta, sus ojos se salen de sus cuencas y se tornan rojos como si sangraran, su antes tersa y delicada piel se torna arrugada y verduzca, sus uñas crecen y suelta una estridente risa que paraliza de terror al que la escucha. Para no perder su alma, el hombre debe morder una cruz o una medallita y encomendarse a Dios. Otra forma de librarse del influjo de la Siguanaba, consiste en hacer un esfuerzo supremo y acercarse a ella lo más que se pueda o sea posible, tirarse al suelo cara al cielo, estirar la mano hasta tocarle el pelo, y luego halárselo. Así la Siguanaba se asusta y se tira al barranco.

Otras versiones dicen que debe agarrarse de una mata de escobilla, y así, cuando ella tira de uno, al agarrase la víctima de la escobilla, ella siente que le halan el pelo. Esta última práctica es más efectiva, ya que es el antídoto propio que contrarresta el poder maléfico de esta mujer mágica. Un método funcional al observar a una mujer en el río sin saber si es la Siguanaba, consiste en gritar tres veces seguidas: “No te vas a ir María pata de gallina”; si es la Siguanaba se asustará y se lanzará al barranco, si no era ella te dirán que sos un loco; pero se te pasara el susto. Toma las precauciones del caso de lo contrario no te preguntes si algún día te dicen que fuiste jugado por la Siguanaba.

La Leyenda Del Cipitio

El Cipitio es un cipote (niño) de 10 años con un estomago bien grande. 

Su nombre se toma de la palabra del nahuat “Cipit” o “Cipote” que significa niño. Algunos también relacionan su nombre con el de Xipe Totec. 

Según la leyenda, él es el hijo de un romance prohibido de una mujer nativa llamada Sihuehuet, conocida como Siguanaba y del hijo del dios Tlaloc. 

El Cipitio fue condenado por Tlaloc, a vivir para siempre como un chico de 10 años con sus pies colocados al revés, como recordatorio del amor perverso de su madre. 

Las historias que cuentan los campesinos, es que él viene a sus campos y que encuentran los pasos de un muchacho, pero se pierden siguiéndo las huellas, porque algunos no saben que el Cipitio tiene sus pies al revés, lo siguen en la dirección incorrecta. 

Otra característica del Cipitio es que le gusta comer cenizas, lanza piedritas a las señoritas hermosas y le gusta comer mucho la variedad de plátanos conocidos como “Guineo Majoncho” de El Salvador. él podría también “Teletransportarse” donde quiera y cuando lo desee. 

En una serie de Televisión Cultural Educativa de El Salvador, Rolando Meléndez lo interpreta y lo ha colocado como marca registrada para el papel del carácter legendario. La demostración ha estado programandose en varias temporadas. Cada episodio muestra los problemas que los niños Salvadoreños encuentran en sus comunidades, familias y escuelas, el Cipitio los ayuda a solucionarlas enseñándoles valores, la ética, y el respeto hacia los demás.